Hemos estado viendo cómo el Señor, con Su poder soberano, sacó a Israel de las garras de la esclavitud del cruel reino egipcio. Israel debía ahora aprender a no vivir más como esclavos, sino como libres. Habían sido libertados de la esclavitud para pertenecer a Dios y vivir para Él. En esa nueva forma de vivir, debían despojarse de lo que Egipto significaba en sus vidas. Para nosotros, que estamos en Cristo, esto significa una vida en la que nos despojamos del pecado para vivir para Dios.